El trabajo es el lugar donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo y donde más nos relacionamos con otras personas; con ellas compartimos experiencias, emociones, vivencias, conflictos y llegamos a tener un gran conocimiento de nuestros compañeros, por lo que se producen fuertes vínculos con ellos.
Además, en nuestro entorno laboral es donde encontramos personas con más afinidades y gustos parecidos a los nuestros, lo que une mucho y facilita la atracción hacia alguno de nuestros compañeros.
En este sentido, mantener una relación en el trabajo resulta muy cómodo, los encuentros pueden ser a la hora de la comida o a la salida, por lo que la falta de tiempo para verse no sería un problema.
El problema surge cuando la relación se deteriora o finaliza, entonces pueden surgir los reproches o las tensiones.
En estos casos, lo mejor es intentar distanciarse de la ex pareja, pedir un cambio de departamento o de oficina, incluso si fuese necesario, pedir unos días de vacaciones Por otro lado, cuando la relación es duradera, la vida social de ambas partes tiende a reducirse al trabajo y la casa, dando lugar a una reducción de la vida social y dejando de tener otros grupos de amigos.
De esta forma, su vida social se empobrece hasta que la tensión disminuya.
Si la relación termina, es fundamental, durante algún tiempo, mantener una distancia para que se enfríe.
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